De la Muerte, la vida y otras cosas que se piensan mientras te bañas : @eliomontiel

Elio Montiel
Elio Montiel

El teléfono sonaba insistentemente, que casi decido no responderlo. Sin embargo, Salí de la reunión en la que me encontraba y tomé el teléfono para responder. Del otro lado de la línea, quien llamaba tardó unos segundos en responder, dándome tiempo a pensar que había cortado la llamada, cuando escuché la voz de mi hermana saludarme. Inmediatamente después dijo: – Se me había olvidado comentarte cuando te llamé el otro día que tu sobrina se encontró con una tal Margarita o algo así, quien le dijo que se había enterado de que  habías muerto de un infarto un mes atrás. Tu sobrina le respondió que eso no era cierto que tu estabas “vivito y coleando” que eso que le habían comentado era mentira. Después de dilucidar cual viejas chismosas quien era la tal Margarita, reímos y pensamos acerca de cómo se corren los rumores sin base alguna y por otra parte dabamos gracias de que eso fuera solo eso… un rumor.

Esta mañana al despertarme, me metí a la regadera a ducharme cuando de repente vino a mi mente el recuerdo de lo que me había dicho mi hermana y decidí conjurar tal idea pensando en qué tan importante era para los seres humanos el hecho de la muerte.

Desde hace tiempo he comprendido que la muerte, más allá de los consabidas explicaciones que nos dan las distintas religiones, los grandes maestros modernos de la alquimia de la vida, que escriben y escriben sus consejas de cómo ser feliz, de cómo enfrentar la vida, de cómo ser mejores y que siempre llegan a la misma conclusión de que finalmente es uno el que puede resolverlas; decidí agregar al diccionario de explicaciones el hecho de que la muerte es simplemente lo único que nos permite saber que estamos vivos. La verdad es que cuando nos enteramos de que en algún momento nos vamos a morir es que “nos cae la locha” como dice el refranero popular y simplemente comenzamos a explorar la sensación de estar vivos y vienen entonces a nuestros sentidos con mucha más fuerza, los colores, los olores, las sensaciones en la piel, nos llegan con más intensidad las miradas de otros, es decir, nos damos cuenta que estamos vivos, y que es la única manera de percibir todo con nuestros sentidos no es precisamente que estamos vivos, sino que vamos a morir en algún momento.

Todo esto, que ya ronda en mi cabeza desde hace mucho, como acabo de decirles, me llevo a otra línea de pensamientos más bien asociadas a ¿qué he hecho yo en mi vida? Decidí entonces que (otra idea para el diccionario de explicaciones), mis acciones no eran producto de mi vida, sino que mi vida era el producto de mis acciones: que valía la pena todo cuanto había hecho por la simple razón de que descubrían ante mí la verdadera idea de estar vivo. Pensé entonces que de morir hace un mes como comento la tal Margarita, simplemente sería un cadáver contento con lo que había hecho (aunque el cadáver no lo supiera) y que vale la pena vivir, si y sólo si, tus acciones te hacen interpretar tu paso por este camino de circunstancias que llamamos Vida como algo valioso.

Lo cierto es que vivir pensando en que te vas a morir no tiene sentido, pero pensar que vas a morir habiendo vivido, es lo verdaderamente importante y aunque esta frase le saque una que otra sonrisita a los filósofos y maestros de la alquimia de la vida es por demás una realidad que no podemos negar.

Así que siguiendo con mi loca idea de construir desde mi individualidad un mundo mejor les dejo para que descansen y se preparen para mañana a continuar dejando huellas imborrables, es decir: Vivir!

Que descansen.

Elio Montiel

Para Píldoras para vivir conmigo mismo

Sobre el autor

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Soporte e implementación.
Dicen que soy psicólogo.
Canal autorizado SAINT y Lcdo en Administración.

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